domingo, 27 de octubre de 2013

Una foto en la cartera.

Esto me ha emocionado. Tanto que he querido compartirlo. Quién la ha escrito es @NereaNerNerea.

Una foto en la cartera.

Que yo quiero que alguien
lleve una foto mía en la cartera,
arrugada y rota por la esquina de abajo.

Y que la desgaste a besos.

Que la deje bajo la almohada
las noches en las que no duermo en su cama.
Que la mire en las madrugadas de insomnio.
Y pasee los dedos por mi sonrisa.

Quiero que alguien
lleve una foto mía en la cartera,
con un verso detrás
y una fecha.
Todo escrito con tinta negra,
letras ligadas,
sin faltas de ortografía y con punto final.
Un punto sutil que se pueda confundir
con un cuarto de mota de polvo; que casi se pueda soplar.

Y con mis labios marcados.
En rojo.
Muy rojo.
Tan rojo que parezca
que besa el corazón y no una boca malhablada.

Quiero que alguien
lleve una foto mía en la cartera,
y una noche cualquiera en un bar cualquiera
de cualquier ciudad con mar
se la enseñe a sus amigos y ellos digan:
“¿es ella?”
Y que responda: “es ella”.

"Si amas algo déjalo ir."

"Si amas algo déjalo ir."
Muchos dicen que es una buena frase y un buen consejo. Pues yo no pienso eso. Si amas algo, o alguien, demuéstrale que es así. No lo dejes ir aunque te haga daño, no dejes que nadie te lo quite y demuéstrale que lo/la amas. Si lo haces, aunque te produzca dolor, en el fondo sentirás una alegría por demostrar que realmente lo amas a pesar de todo, y también no te quedarás con la duda de "¿Y si...?".

Yo en estos momentos quiero a alguien. No estoy enamorada pero quiero mucho a esa persona. Y a pesar de todo lo que está pasando yo sigo aguantando e intento demostrarle que me importa demasiado. En estos momentos creo que no he demostrado nada, pero llegará el día de su cumpleaños y le demostraré con un detalle que mi "para siempre" es cierto y lo cumpliré hasta que el alma de mi cuerpo desaparezca.


"Nunca me iré, pase lo que pase."

martes, 22 de octubre de 2013

Celos.

Yo tengo celos, soy celosa, y creo que todos lo somos aunque algunos lo nieguen. Tenemos celos, y que esa palabra no es malo del todo. Celos significa tener miedo de perderte, tener miedo de que alguien descubra la belleza que obtienes, tener miedo de que alguien se de cuenta de que tienes una sonrisa que encanta, tener miedo de que vean que tus ojos son hermosos, tener miedo que alguien consiga quitarme de tu vida, tener miedo de que alguien te enamore y a mi me dejes de lado, tener miedo de que otra persona te haga de olvidarme, tener miedo de que alguien te cuide mejor que yo, tener miedo de que te guste más los abrazos de otra, tener miedo a que te hechicen más las palabras de otra que de los míos... Tener celos es tener miedo a perderte. 






Y yo aunque no te hable, sigo teniendo celos.

domingo, 20 de octubre de 2013

¿La distancia es mala?

Sí, pero también tiene su parte buena. La mala está en que no podemos tocar a esa persona, pero solo tiene eso de malo. Pasa que aunque sea solo una cosa, es algo que necesitamos realmente. Hay veces en la que estás hablando con esa persona a través de una pantalla, y te dan unas ganas de querer atravesarla para poder tocarla. Ese sentimiento de querer tocarle/a nos llega incluso a deprimirnos, pero con el tiempo acabarás viendo a esa persona.
La parte mala he escrito poco, porque seguramente no hace falta poner algo más.

Ahora la parte buena sobre la distancia puede ser un poco largo. La distancia no siempre es mala. Vale sí, nos jode por una parte pero por otra parte también nos beneficia. "La distancia separa cuerpos, no corazones", hay poca gente, de hecho creo que conozco como mucho dos personas que entiende su parte buena. La distancia nos hace de ver si la otra persona nos quiere realmente o no. Si le gustas mucho a una persona, no dejará de hacerlo interponga lo que se interponga en su camino. Una relación a distancia fortalece mucho a las parejas, y también fortalece las amistades. Después está el día en que le/la vas a ver. Sientes escalofríos, sudores e incluso, nerviosismo. Por fin vas a poder verle/a, cara a cara. Por fin vas a poder ver a la persona que solo has podido compartir momentos a través de una pantalla. Por fin vas a poder tocarle/a, abrazarle/a, tomarle la mano, jugar con él/ella e incluso besarle/a. Por fin vas a poder compartir momentos AL LADO de la persona que quieres. Justo cuando estás con él/ella, sientes una gran felicidad y alegría por haber podido aguantar mucho tiempo para compartir ese tiempo valioso. Vas a aprovechar cada minuto que pase, sin desperdiciarlo, sin peleas, sin discusiones, solo sonrisas y tonterías. Yo pienso que si alguien te gusta mucho, debes demostrarlo, a pesar de los kilómetros que os separe. No dejes que unos puñeteros kilómetros hagan que no demuestres lo tanto que quieres a esa persona, luego puedes arrepentirte. Lucha por lo que quieres, pase lo que pase.

jueves, 17 de octubre de 2013

Esta entrada es para decir a mis lectores que si quieren mi Twitter aquí lo tienen: @esteficonverse
Y si quieren mi Instagram, aquí: esteficonverse
O si quieren preguntarme, aquí: ask.fm/esteficonverse
Ya, nombres muy originales xD
Un beso chavalotes. 


viernes, 11 de octubre de 2013

~De suspiro en suspiro~

Despertar cansada, ojos hinchados, cara asqueada, no tener ganas, no moverte de la cama, querer volver a dormir, levantarte, cambiarte, ir al baño, limpiar la cara del maquillaje estropeado, mirarte al espejo, párpados caídos, labios rojizos, ojos rojos, odiarte, prepararte, peinarte, maquillarte, salir del baño, hacer el desayuno, desayunar, limpiar la mesa, subir a tu habitación, hacer la cama, subir las persianas, volver a mirarte al espejo, fingir una sonrisa, volver a bajar, coger tu mochila, ponértela en la espalda, salir de tu casa y pensar "Otro día más. Otro suspiro ahogado."

viernes, 4 de octubre de 2013

No todo es lo que parece.

Era un día normal como otro cualquiera. Yo caminaba por la calle con mis auriculares puestos. Estaba escuchando la canción "A thousand years" de Christina Perri. Me encantaba esa canción, era hermosa. Estaba tan distraída que no me di cuenta de que había un chico delante de mí, con lo que me tropecé con él y me caí al suelo. Estaba algo aturdida y con un dolor en la cabeza. Aquel chico, al ver que no me levantaba, me ofreció su mano para ayudarme. Fue cuando le miré la cara y me quedé embobada sin saber qué hacer ni decir. Al rato el chico me dijo:
-Hey, ¿estás bien? ¿Te he hecho daño?
-Ah... *seguía algo aturdida* sí sí, no te preocupes.
Me agarré a su mano y me levanté del suelo. Me limpié un poco de la suciedad que tenía y el chico se presentó.
-Hola, me llamo Kevin y bueno, perdón por lo de antes, no me había dado cuenta de que estabas delante de mi, lo siento.
-Ah no, no te disculpes. Ha sido culpa mía por no prestar atención. Y por cierto, me llamo Ashley, pero me puedes llamar Ash.
-Encantado de conocerte, Ash.
-Lo mismo digo Kevin.
Y sin darme cuenta, mis labios formaron una amplia sonrisa, estaba como feliz. Parece ser que a Kevin le dí una buena impresión, pues me dijo que si quería quedar para tomar algo. Yo acepté encantada y quedamos al día siguiente sobre las 5 de la tarde.
Cuando más se acercaba la hora de estar con él, más nerviosa estaba. No sé, parecía ser que sentía algo por aquel chico. Cuando ya eran las 5, yo ya estaba en la plaza. Habíamos quedado allí a esa hora. Kevin tardó tan solo un minuto, yo pensaba que tardaría más como mis amigos, pero me equivoqué. Al verlo llegar y acercarse a mi, algo me hacía sentir genial, demasiado. Me dijo que si me encontraba bien, pues me veía como embobada. Al decirme eso, no pude evitar ponerme colorada, no me lo esperaba. Kevin parecía que lo disfrutaba, se reía bastante y eso me hizo sentir un poco mal, pero se me fue cuando me dijo que nos fuéramos ya a tomar un helado. Era una buena temporada para tomar helados, ya hacía tanto calor. Fuimos a una heladería que estaba al lado de la plaza, nos sentamos en una mesa y mientras esperábamos a que nos atendiesen, nos pusimos a hablar. Me contó que era nuevo por el pueblo y que necesitaba conocer a gente para que le guiaran. Por eso no lo conocía de nada, ni de vista. Los padres de Kevin se divorciaron recientemente y él se mudó a este pueblo con su padre. Tenía una hermanita pequeña que se llamaba Allyson, pero ella se fue con su madre. A Kevin le dolió mucho que le separaran de su hermana, la quería mucho. Ahora tan solo puede verla la última semana de cada mes. Cuando me iba a decir el por qué se separaron sus padres, vino la camarera a atendernos. Pedí amablemente un helado de vainilla con chocolate y Kevin pidió un granizado de limón. Cuando se fue la camarera, le miré con una expresión de que siguiera lo que estaba contando, pero sin embargo, cambió de tema de repente. Pensé que sería porque aún le dolería hablar de eso, así que no volví a hablarle del tema. Hablamos de muchísimas cosas y aprendí bastantes cosas de él. Me contó que tuvo una novia de la que estaba totalmente loco por ella, pero sin embargo lo dejó porque según su ex, era muy posesivo. Yo pensé que su ex estaba totalmente equivocada, pues me parecía un chico muy simpático y para nada posesivo. Nos entretuvimos tanto que no me dí cuenta de la hora que era. Le pedí disculpas por irme así y quise irme enseguida a mi casa, pero antes de salir de allí, él me cogió el brazo para que me volteara y me dio un papel. No tenía tiempo de mirarlo, con lo que le di un beso en la mejilla para despedirme y me fui corriendo.
Al llegar a mi casa, tuve una regañina con mi madre por haber llegado tarde, pero le dije que no volvería a ocurrir y me metí en mi habitación. Eran las 11 de la noche y me encontraba algo cansada. Me empecé a quitar toda la ropa para ponerme el camisón. Cuando me quitaba la ropa, un papelito se cayó al suelo. Lo recogí y me di cuenta que era el papel que me dio Kevin. Lo abrí para ver que era y era su número. Apunté el número en mi móvil y le mandé al instante un WhatsApp. Mientras tanto me fui a seguir cambiándome, pues estaba medio desnuda.
Cuando volví, vi que tenía un WhatsApp. Yo estaba tan emocionada y era él que me había contestado. Pasé toda la noche hablando con Kevin, me encantaba hablar con él. Siempre sacaba conversación y me hacía de sonreír por cada tontería que decía.

Pasaron días, semanas, hasta meses y nos hicimos muy amigos. Les presenté a mis amigas y a todas ellas les encantaron, era muy majo. Mi amiga Sara se dio cuenta de que entre nosotros había algo, había química, como suele decir ella. Me convenció de que le pidiera salir a Kevin y eso hice. Bueno, casi que lo hice. Cuando estaba a punto de decirselo, las palabras no salían de mi boca, parecía que tenía un nudo en la garganta. Suerte que Kevin no era tonto y sabía lo que iba a decir, pero él no dijo nada, simplemente me alzó la barbilla con su mano y me besó. Fue especial ese beso, me sentía como si estuviese envuelta en una burbuja en el aire.

Desde el día que empecé a salir con él, todo me iba genial, estaba tan feliz que parecía que iba a explotar por tanta felicidad acumulada. Me trataba como una princesa en los primeros días y siempre iba a ser así. O al menos eso pensaba yo.

Ahora entiendo por qué decía su ex que era posesivo. No me quería ver con nadie si no era con él, ni siquiera con mis padres. Kevin quería que estuviese todo el rato con él, con lo que me agobiaba un poco, pues necesitaba espacio para mis amigos y mis padres. Pasó un tiempo en la que estábamos juntos y dios, era insoportable, me manejaba siempre. Me agobiaba tanto que ya ni quería seguir estando con él. Tomé una decisión y le dije que quedáramos, que teníamos que hablar. Quedamos en un parque donde no solía ir la gente, para poder así hablar tranquilamente y sin que nadie nos interrumpiese. Yo pensaba que se lo tomaría a bien y que seríamos amigos como antes. Me equivoqué. Me equivoqué totalmente.

Me pegó. Me dijo que no iba a permitir que le volviesen a dejar otra vez por la misma puta tontería y que si yo no era suya, no sería de nadie. Ese acto me dio muchísimo miedo, con lo que le mentí y le dije que no se lo creyera que era mentira, que yo le amaba. Él me miró con ojos tristes y me dijo:
-Lo siento mi amor, es que me tienes muy loco por ti y no quiero que la segunda persona que me tiene loco me deje y me destroce...
Esas palabras me dejaron algo rara, no era normal que me dijera eso. Le dije que me tenía que ir, que tenía que hacer unos recados con mi madre. Era mentira, no tenía que hacer nada, pero tenía miedo... le tenía miedo. Estaba sola en mi casa porque mis padres se habían ido esa misma noche de viaje, y al entrar a mi habitación, no pude aguantar más y me apoyé a la puerta cayéndome poco a poco al suelo. Abracé a mis piernas y me puse a llorar fuertemente. No me imaginaba que Kevin fuese capaz de pegarme. Me dejó un pequeño corte en el labio inferior, su puñetazo fue bastante efectivo. Ese hecho hizo que le tuviese miedo pero por otra parte hizo que no lo dejara para que no me hiciese más daño. Pasados unos días, yo perdí contacto con Kevin. Estaba tan tranquila en mi habitación, con la música puesta, cuando de repente oigo que llaman fuertemente a la puerta de mi casa. Me asusté en un principio, pero luego pude oír como alguien gritaba mi nombre. Era Kevin. Un escalofrío recorrió por todo mi cuerpo y me encontraba paralizada ante semejante situación. Tuve que reaccionar rápido para que Kevin no sospechase, así que le abrí la puerta. Nada más abrirla, él entro rápidamente empujándome hacía dentro. Me gritó:
-¿Se puede saber por qué coño me mentiste la otra noche? ¿Eh, imbécil?
-¿Qué? Espera, ¿cuándo te mentí yo?-no sabía que hacer, tenía bastante miedo-Yo que sepa no te he mentido en ningún momento...
-¡Sí! ¡Me mentiste diciéndome que tenías que hacer unos putos recados con tu madre, y resulta que esa misma noche tus padres se habían ido de viaje! ¿Por qué mierdas me mentiste? ¿Eh? ¡Dímelo ya!
Yo estaba callada, con la cabeza cabizbaja y poniendo mis brazos en modo defensa por si me pegaría otra vez. Pasado un rato en silencio, me volvió a decir:
-Ah... no me digas... Ya sé por qué es. Te doy miedo, ¿cierto?-no le podía mirar la cara, estaba aterrada-TE DOY MIEDO PORQUE TE PEGUÉ, ¿VERDAD?.

*Plas*

Tapé mi cara, estaba sangrando. Me había vuelto a pegar y esta vez más fuerte que la primera vez. La herida que tenía en el labio inferior de la otra vez se me había abierto más, haciéndome sangrar mucho. Le miré la cara y estaba enfadado, demasiado incluso. Con lo que me agarró las manos llevándome a mi habitación. Yo quería gritar, pero sabía que si lo hacía, me volvería a pegar, o incluso sería capaz de empujarme por las escaleras. Cuando ya habíamos entrado en mi cuarto, me empujó contra la cama y se puso encima de mí. Me besaba y me forcejeaba para que le correspondiese a sus besos. Como yo no lo hacía, se separó a escasos centímetros de mí y me volvió a gritar:
-¿ERES IMBÉCIL O QUÉ? ¿ME QUIERES BESAR DE UNA PUTA VEZ?
Yo no podía decir nada. Nada más intentar hablar, me dolía mucho el labio por la herida. Él, al ver que no podía decir nada, me volvió a pegar, obligándome a besarlo. Tenía que hacerlo o mi herida del labio se abriría más.

Ese momento fue el peor que tuve en mi vida. Se podría decir que me violó. Suerte que al menos lo hizo con protección, pero aún así, me hizo bastante daño. Entre que no tenía precaución y las heridas que tenía, no estaba disfrutando para nada.

Cada día que pasaba, más rara era. Más callada, más tímida, más aterrorizada... Mi amiga Sara se dio cuenta de que algo pasaba, e incluso me preguntó que si teníamos problemas Kevin y yo. Tuve que mentirle y decirle que no, que todo entre nosotros iba bien. La gente cuando veía mi enorme herida me preguntaba que qué me había pasado. Yo les decía que me había cortado accidentalmente. Todo era mentira. Mentiras y mentiras.

Más pasaba el tiempo y más heridas tenía por mi cuerpo. Cada cosa que hacía estaba mal. La autoestima que tenía estaba por los suelos, no tenía personalidad propia y la Ash de siempre había desaparecido.
Un día, Kevin me llamó para ir a su casa, que según él, su padre no estaba. Yo ya sabía para qué me quería... para hacerme sexo. O mejor dicho, para violarme. Cuando ya estaba en su casa, en su habitación, me dijo que esperase, que saldría a comprar unas cosas. Yo como tonta, le dije que vale. Pasados unos minutos, estuve pensando, y tenía miedo de que volviera. Así que antes de que volviese, me fui de allí. Para mi mala suerte, me pilló saliendo de su casa. Le vi la cara. Tenía esa cara de cuando me quería pegar, pero esta vez no, esta vez no me pegaría. Salí corriendo lo antes posible para que no me pillara. Él, al verme correr, tiró todas sus bolsas y corrió tras mío. Me voceaba delante de todos, pidiéndome que parase, pero no le iba a hacer caso. Mis piernas tan solo querían huir de aquel monstruo que me perseguía. Corrí y corrí hasta que llegué a un bosque. Me paré para respirar, estaba exhausta. Miré por todos los lados para ver si estaba, pero no, estaba sola. Me senté en un tronco que había para descansar un rato. Estaba tranquilizándome, cuando de repente, oí una rama partiéndose detrás de mi. Me giré aterrorizada y allí estaba, enfurecido. Me levanté caminando de espaldas rápidamente, cuando me tropecé con una roca que había y me golpeé la cabeza. No veía nada, solo una sombra. Estaba ciega por un momento, pero abrí más mis ojos y él estaba allí. Cuando de pronto, puf, todo se puso negro.

Volví a abrir mis ojos y vi un techo blanco. Miré a mi alrededor y había un monitor cardíaco. Seguía mirando por mi alrededor y vi a Sara sentada en un sofá durmiendo. Se ve que hice un ruido porque la desperté. Sara, al verme despierta, se emocionó mucho. Se acercó a mi con ojos lagrimeantes y me preguntó:
-Dios, Ash, ¿estás bien? ¿Te encuentras mejor?
-¿Eh?... Sara, ¿qué ha pasado? ¿Dónde estoy?
-Por dios Ash, ¿no recuerdas? Kevin te dio una paliza en la cabeza... Suerte que yo os seguí porque os vi corriendo y noté que algo estaba ocurriendo. Al ver que te pegó, inmediatamente llamé a las seguridades. Yo salí muy enfadada del escondite y corrí hacía ti y le grité que por qué te hacía eso, que no tenías la culpa.
-Y... ¿qué le ha pasado?
-Tú tranquila Ash, a ese chico no le volverás a ver más.
-Dios... gracias Sara, de verdad.-le abracé llorando, por fin me sentía segura.
Le pregunté que cuando sería el juicio con Kevin y me dijo que ya hubo juicio y le habían condenado. También me dijo que estuve en coma 2 meses y varios días, por eso estaba tan emocionada al verme despierta.

A pesar de todo lo que pasó, esa experiencia fue la peor que tuve, pero se acabó. Esa pesadilla se terminó. Por fin me sentía bien y segura. Desde entonces, no volví a permitir que ningún ser humano me controlase.