sábado, 29 de noviembre de 2014

"Las cinco de la mañana."

Son las cinco de la mañana y aún sigo despierta. ¿Qué puede ser esto que me mantiene despierta? ¿Tu recuerdo que me invade cada minuto? ¿El dolor que me diste al irte? ¿Tu "adiós para siempre"? No sé, puede que ni tal vez sea sobre ti. Pero lo que trato de decir aquí, es que ya pasó un año desde que "rompimos", y aún no te olvido.
Tú, tú sí me has olvidado. Lo comprendí en el momento que vi que ya no me felicitabas siquiera. No entiendo nada. ¿Qué hice mal para que desconfiaras de mí? ¿No te lo di todo? ¿No trate de ser comprensible, amable e incluso romántica? Ha pasado un año y yo sigo sin saber el verdadero motivo. Que sí, que tú me dijiste que era la distancia. Pero yo te conozco bastante como para saber que eso no era cierto.
Me doliste, ¿sabes? Me hiciste daño de una manera que no creía que podría llegar a doler. Me elevé tanto al cielo contigo, que cuando desapareciste, me estampé contra el suelo. Podría incluso decir que estaba a tres metros sobre el cielo. Imagínate cómo me sentí cuando me dejaste. Lo peor es que me dejabas, pero luego volvías. Yo como tonta, caía en tu trampa. No había nada más que darme esa sonrisa que tienes y ya mordía el anzuelo. Luego, ya fue definitivo. Me dejaste para siempre. Y yo no quería admitirlo.
En un principio creía que sí me querías, pero algo te paró. Ahora, ya no sé qué creer. No sé si me utilizaste como un entretenimiento, o si fui importante en tu vida.
Y me cambiaste. Me cambiaste a mejor, pero a la vez, a peor. Solo tienes que verme ahora. Escribiendo a las cinco de la mañana. También con decir que ya no puedo tener ninguna relación con nadie porque no confío en nadie. Ni en ti. Estoy tan aterrorizada de que me vuelvan a usar, que simplemente, mi fe en el amor se desvaneció.

¿Y sabes qué? Que aún te quiero. Como una imbécil que soy.