Y ella sigue. Sigue en mi presente como en el pasado. Sigue en mi mente inconscientemente. Sigue en mi corazón con su lanza. Sigue en mis recuerdos con su sonrisa. Sigue su voz en mis oídos. Sigue su cara en mis sueños. Y ella sigue. Sigue en mí.
Tengo la manía de escuchar música en los viajes largos y, acto seguido, dormir todo el viaje. Mientras dormía con mis cascos, nuestra canción había sonado. Me pasa que todo lo que escucho en el exterior, lo produzco en mi interior, en los sueños. Salió la canción, y de repente soñé con ella. Bailabamos al ritmo de la canción, dando vueltas alrededor de la sala. Sentía que nos miraban, pero no, no lo hacían. Una vez llegado a la última parte de la canción, nos quedamos quietas. Ella me miraba tan profundamente con amor, que yo podría morir allí mismo de lo inmensamente feliz que estaba. Se acercó a mis labios, provocando que me pusiera nerviosa, pues ese beso seria el primer beso que nos dimos. Una parte de mí estaba feliz, pero otra triste que quería llorar. ¿Por qué? Tal vez porque esa parte sabía que era un sueño que jamás se cumpliría. Desperté exhausta y nerviosa. ¿Por qué? ¿Por qué he soñado con ella? No puedo seguir así si sigue apareciendo. Así nunca podré rehacer mi vida.