martes, 30 de agosto de 2016

'Cristales rotos'

Te miras al espejo, y ya no eres tú. Has cambiado, y encima para peor. Ahora eres frágil y todo te afecta. Te dejas llevar aunque sabes en el fondo que no quieres hacerlo. Lo haces para probar, según tú.

Puta mierda.

Lo haces porque quieres llenarte de alguna forma, o simplemente quieres olvidar. Pero mírate, ¿eres feliz siendo de esta manera? ¿Eres feliz ocultando todo lo que te ocurre, simplemente para no preocupar a nadie? Vas a empezar una nueva vida en un nuevo sitio, y tanto como tú y yo sabemos que jamás cambiarás, quieras o no.

Sé que quieres hacerlo, que quieres mejorar, que quieres ayudarte, pero nunca te das la oportunidad de hacerlo. A este paso sólo acabarás más destruida. Ya lo estás comprobando tú misma.

Encima ocultas tus sentimientos. Tú misma sabes que te vas a arrepentir de ello, pero eh, es mejor guardarlos en vez de dejarte expresar.

Me he expresado millones de veces.

Puta mierda.

Sí, me repito porque no haces nada más que soltar gilipolleces.

No puedes ni mirarte al espejo porque te das asco. Asco de cómo eres. Asco de cómo reaccionas. Asco de ti misma. Sales de fiesta, bebes sin fin, fumas hasta quedarte sin aire, ligas y te lías con gente que ni siquiera te sientes cómoda, etc. Y no hablemos de que has decidido encerrarte en tu propio mundillo, sin querer abrir los ojos ni enfrentarte a la realidad.

¡Abre los ojos de una vez! Te vas a destrozar tú sola de esta manera. ¿No es mejor sentir aquel alivio de haber intentado todo y, aunque haya salido mal, saber lo que ha pasado en vez de quedarte con el 'y si...'?

Tienes una lucha constante contra tu propia mente, y no sé qué es peor, si la lucha entre dos personas, o la lucha entre tú y tú.

Caminas entre cristales rotos con los pies descalzos. Sin luz. Sin nada que te guíe. Todo lo que te invade es una oscuridad que tú ni siquiera intentas hacer desaparecer. Esa oscuridad te va dominando cada vez más y tú, sigues caminando. Destrozándote los pies. Hasta quedarte sin piel. Seguirás caminando aunque ya no tengas piernas. Entonces te arrastrarás y te joderás los codos. Y cuando se te jodan, te moverás impulsándote de la barbilla.

Pase lo que pase, siempre seguirás caminando de una manera u otra, entre vidrios rotos, entre la oscuridad temerosa, y jamás intentarás buscar esa luz que te salve.

Eres estúpida.

jueves, 25 de agosto de 2016

"Corazón encarcelado."

Y mírate. Después de tantos años demostrando lo que sientes, has decidido encarcelar tu corazón. Quién sabe si será por mucho tiempo o acabes abriendo la puerta de su cárcel mañana.

Ahora mismo sólo estás segura de no querer abrirlo por un tiempo, has decidido ocultar tus sentimientos por miedo a sufrir. Sin embargo, no te das cuenta que vas a sufrir igualmente. No te das cuenta que incluso ocultándolos, es mucho peor. O quizás sí lo sepas, pero prefieres callarte.

Dime, ¿cuántas veces has pensado Ojalá y pudiera besarla? ¿Cuántas veces has querido decirle Quiero estar contigo, quiero tener algo contigo? ¿Cuántas veces has pensado en escribirle un texto para que viese que la aprecias? ¿De que, si te lo permitiese, estarás allí para esa persona? Dime cuántas veces has pensado en todo eso y más.

Pero no, prefieres ocultarte, esconderte y enterrar esos sentimientos bajo kilómetros de la tierra. Prefieres abandonar antes de luchar, para protegerte. Y ahora te pregunto, ¿protegerte? ¿De qué? ¿De que te hagan daño?

Déjame decirte que todos nos harán daño, es algo inevitable. Lo que sí podemos hacer, es elegir quién nos hará daño. Porque una vez que escojamos a alguien, será porque tenemos esa certeza absoluta de que no importará si nos hace daño ya que en el fondo sabremos que no lo ha hecho intencionadamente.

Ahora mismo crees que ocultar tus verdaderos pensamientos hará que te salves, y no, no es así. No hará que te salves, hará que te hundas más en tu propio mundo. Te da miedo enfrentarte a la realidad, enfrentarte a la verdad y enfrentarte al dolor. Te aprecias muchísimo como para volver a caer.

Así nadie me hará daño.

Te equivocas. Imagina que acabas profundamente enamorada de alguien, y a ese alguien también le gustes.

Si le gusto, me lo dirá.

Ahí te vuelves a equivocar. No creas que todo el mundo a la que le gustes te lo dirán. Algunos ya tienen miedo de hacerlo por cómo vayas a reaccionar, de que te rías en su cara y acabes destrozándoles el corazón.

Imagina que esa persona, por la que acabes profundamente enamorada, acaba encontrando a otra persona y te lo diga con el tiempo. Tú, estúpida, acabarás lamentándote por habértelo callado, por no haber aprovechado el momento.

¿Sigues creyendo que encarcelar tu corazón es mejor que dejarte guiar por él?

Abre de una puta vez los ojos, y date cuenta de lo que realmente está pasando por tu corazón en vez de mirar por tu cerebro.