jueves, 25 de agosto de 2016

"Corazón encarcelado."

Y mírate. Después de tantos años demostrando lo que sientes, has decidido encarcelar tu corazón. Quién sabe si será por mucho tiempo o acabes abriendo la puerta de su cárcel mañana.

Ahora mismo sólo estás segura de no querer abrirlo por un tiempo, has decidido ocultar tus sentimientos por miedo a sufrir. Sin embargo, no te das cuenta que vas a sufrir igualmente. No te das cuenta que incluso ocultándolos, es mucho peor. O quizás sí lo sepas, pero prefieres callarte.

Dime, ¿cuántas veces has pensado Ojalá y pudiera besarla? ¿Cuántas veces has querido decirle Quiero estar contigo, quiero tener algo contigo? ¿Cuántas veces has pensado en escribirle un texto para que viese que la aprecias? ¿De que, si te lo permitiese, estarás allí para esa persona? Dime cuántas veces has pensado en todo eso y más.

Pero no, prefieres ocultarte, esconderte y enterrar esos sentimientos bajo kilómetros de la tierra. Prefieres abandonar antes de luchar, para protegerte. Y ahora te pregunto, ¿protegerte? ¿De qué? ¿De que te hagan daño?

Déjame decirte que todos nos harán daño, es algo inevitable. Lo que sí podemos hacer, es elegir quién nos hará daño. Porque una vez que escojamos a alguien, será porque tenemos esa certeza absoluta de que no importará si nos hace daño ya que en el fondo sabremos que no lo ha hecho intencionadamente.

Ahora mismo crees que ocultar tus verdaderos pensamientos hará que te salves, y no, no es así. No hará que te salves, hará que te hundas más en tu propio mundo. Te da miedo enfrentarte a la realidad, enfrentarte a la verdad y enfrentarte al dolor. Te aprecias muchísimo como para volver a caer.

Así nadie me hará daño.

Te equivocas. Imagina que acabas profundamente enamorada de alguien, y a ese alguien también le gustes.

Si le gusto, me lo dirá.

Ahí te vuelves a equivocar. No creas que todo el mundo a la que le gustes te lo dirán. Algunos ya tienen miedo de hacerlo por cómo vayas a reaccionar, de que te rías en su cara y acabes destrozándoles el corazón.

Imagina que esa persona, por la que acabes profundamente enamorada, acaba encontrando a otra persona y te lo diga con el tiempo. Tú, estúpida, acabarás lamentándote por habértelo callado, por no haber aprovechado el momento.

¿Sigues creyendo que encarcelar tu corazón es mejor que dejarte guiar por él?

Abre de una puta vez los ojos, y date cuenta de lo que realmente está pasando por tu corazón en vez de mirar por tu cerebro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario