Y es que de un día para otro ella cambió.
Todos le miraban con una mirada extraña, como si nadie la conocieran. Ahora era otra chica. Ya no era aquella que te sonreía con toda esa dulzura que tenía. Ya no te abrazaba así sin venir a cuento porque simplemente quería hacerlo. Ya no decía sus típicas tonterías y estupideces que te daban ganas de mandarle a tirarse por la ventana. Ya no sonreía al cabo de un minuto después de un problema. Ya no contestaba en las redes sociales como solía hacerlo. Ya no comía siquiera ni te decía de quedar para dar una vuelta solamente. Ya no le preocupaba perder el contacto con alguien que significaba bastante para ella. Ya no le importaba que sus padres siempre acabaran regañándole por cualquier cosa. Ya no cuidaba sus palabras con la intensa preocupación de si te podían hacer daño. Ya no era ella.
Ahora se pasaba el día durmiendo, cuando anteriormente estaría haciendo miles de cosas. Ahora si te sonríe es por algún comentario sarcástico que ella misma ha hecho. Ahora hace bromas de muy mal gusto que pueden llegar a hacerte daño. Ahora ella no decía de quedar, a ella se lo tenían que decir y ya se vería si saldría o no. Ahora prefiere dormir a comer. Ahora no le presta tanto atención al móvil ni a las redes sociales. Ahora sudaba bastante de la gente. Ahora era demasiado directa que incluso te hacía daño por no tener precaución. Ahora no pensaba las cosas antes de hacerlas, simplemente, las hacía.
¿Que si ello significaba que un tío le entrase y quisiese follar? Si a ella le gustaba, se dejaba hacer. Ahora cualquiera que está detrás de ella, acaba destrozado/a por su corazón frío. Ahora ella jugaba, pero eso sí, avisaba con antelación de que lo iba a hacer.
¿Y por qué hacía todo eso? Porque su corazón acabó tan destrozado que quiso enfriarlo para siempre.
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