sábado, 9 de julio de 2016

"El pozo de pared lisa."

Y ella volvió a caer. Volvió al sufrimiento. Quizás nunca salió de aquella depresión constante. Pero ahora, está más hundida que nunca. Su corazón late durante las 24h fuerte. Sus lágrimas invaden sus ojos cada rato. Incluso volvió a los cortes. Sí, ella se cortaba, pero pudo dejarlo. O eso pensaba ella mientras se miraba los cortes llenos de sangre.

¿Por qué? era la pregunta que invadía su mente. Ya no podía dormir bien debido a que su corazón latía demasiado fuerte. Ha perdido el apetito y puede pasar incluso un día entero sin comer. Sus respuestas siempre serán No tengo hambre.

Intentaba distraerse con otras cosas, simplemente para no caer en la tentación de autolesionarse. Sin embargo, cuatro o cinco cortes habían caído ya.

Es tonta.

Después de hacérselas, cae en cuenta que pronto irá a la piscina, y todo el mundo se las verán. No sólo eso, tendrá que ocultar toda su mente destructiva.

¿Algún día estaré bien? era otra pregunta retórica que rondaba por su cabeza. Su mente era demasiado problemática. De una forma u otra, siempre pensaba que no importaba a nadie, que no aportaba nada bueno en esa vida, incluso llegó a pensar en el suicido.

Para ella, los días pasaban y pasaban, sin hacer ningún progreso, autodestruyéndose cada vez más. ¡Que alguien me ayude, por favor! gritaba en silencio. Pero ella no veía ninguna mano que la rescatase. Ella notaba que se caía más y más en la oscuridad, y cada vez veía la luz más lejos.

Sentía que jamás podría subir ese pozo, que nunca se podría sujetar a nada porque la pared era lisa. Ella caía y caía, y ahora lo único que esperaba era el golpe final de la caída, el último suspiro, el último grito de dolor, para así poder desvanecerse para siempre y dejar de dar y recibir dolor. Sin embargo, ella aún tenía una pizca de esperanza que alguien alargara su brazo y la sujetara para evitar que se cayera más, sigue esperando a ese brazo para que la salve.

¡Que alguien me salve, por favor!

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